En este Cuaderno Gnóstico hemos levantado el velo de los Misterios Sexuales que enseñaron Avataras, Reyes divinos, Enviados, Profetas, etc., que, para fortuna de esta pobre humanidad doliente, artistas que siguieron por la senda del Arte Regio, dejaron plasmados para la posteridad, para que el que tuviese entendimiento entendiera. Hemos hallado en San Agustín, la clave suprema de la Magia Sexual en el fondo de toda su estatuaria. Ahora le entregamos este tesoro, esta llave a usted, caro lector (a), para que haga buen uso de éste. Muchos leerán este libro pero pocos lo comprenderán; lamentablemente.
Mucho se ha investigado sobre la estatuaria de San Agustín y en realidad, sólo hipótesis es lo que han elaborado los eruditos de esta temática. Si le preguntásemos a estos señores sobre el por qué los “Agustinianos” tuvieron como adornos corporales, orejeras, narigueras, adornos de vestiduras, de hogar, y objetos ritualísticos con figuras de ranas, serpientes, águila, cocodrilos, etc., no sabrían darnos una respuesta en tanto la humanidad no haya estudiado a fondo la Antropología Gnóstica.
¿Cree usted, fino lector (a), que todas estas estelas fueron elaboradas sin conocimiento objetivo de un arte regio? Si negáramos el contenido que existe en cada uno de estos símbolos, el arte real de la naturaleza dejaría de existir. Es que no son posibles los símbolos culturales de un pueblo civilizado sin la expresión viviente del arte real de la naturaleza.
Negar el arte regio como expresión de la naturaleza, de lo divinal, de lo inefable, es condenar a una cultura a que sea tratada como ignorante, ateísta y sin ningún propósito vital su existencia. En el fondo de esa cuestión de que los “Agustinianos” construyeran sus estatuas, basados en el temor a las fuerzas desconocidas de la Madre Natura, o a la ignorancia de sus leyes, o al desconocimiento del verdadero y único Dios viviente, tienen el afán de combatir la sabiduría excelsa de ellos.
Se busca siempre un sistema, alguna teoría que satisfaga a la mente y al corazón, para demoler la cultura “Agustiniana”. Es precisamente, por reacción contra el conocimiento prístino “Agustiniano” el origen viviente de esas jergas antropológicas que presentan muchas hipótesis pero nada de hechos demostrables; deberían ser sinceros estos eruditos en manifestar su insatisfacción contra la sabiduría real que ellos no pueden dar explicaciones. No está que por simple desconocimiento del Saber Gnóstico sobre los “Agustinianos” se de origen a tantas hipótesis sin ningún basamento serio.
¿Cuál sería el motivo de hacer estas estatuas con estos símbolos? ¿Por qué? ¿Podrían dar algunas respuestas exactas los eruditos, los brillantes intelectuales modernos, esos que tanto presumen de sabios? ¡Es obvio que no! En realidad no van a descubrir el hondo significado del arte regio de la naturaleza fuera del ámbito de la Antropología Gnóstica. Metidos en sus hipótesis no podrían dar explicaciones, sino que sólo se limitarán, como lo han hecho, a decir que esto es el resultado del azar, que aquí no existe motivo filosófico, científico, religioso o artístico para expresar una sabiduría divina; estas afirmaciones resultan en el fondo espantosamente ridículas y acusa ignorancia llevada al extremo.
Investigando esta cuestión relacionada con los personajes y la fauna mítica en el arte “Agustiniano”, podemos evidenciar claramente el estado caótico en que se encuentra la
antropología materialista, el desorden total de sus mentes y la falta de capacidad para la investigación. Esa es la cruda realidad de los hechos.
Si los eruditos hubiesen pasado por un previo análisis reflexivo, jamás se hubieran atrevido a refutar el arte regio de la naturaleza empleado por los artistas “Agustinianos”; si estos eruditos hubieran reflexionado profundamente en el arte objetivo “Agustiniano” no estarían lanzado tesis de algo que ni siquiera conocen.
Pero cuando uno conoce a fondo la Antropología Gnóstica, no cae en semejantes ridiculeces. Al analizar cuidadosamente los Principios sobre los cuales se fundamenta la antropología materialista ante la estatuaria de San Agustín, descubrimos que sus fantasías se deben precisamente al desconocimiento total del Gnosticismo Universal.
La causa causorum de dar a la luz pública este Cuaderno, es porque nos encontramos en una época de grandes inquietudes y los símbolos esotéricos presentados en la estatuaria de San Agustín deben ser aclarados.
El terreno de la hipótesis es detestable y deleznable, es como un paredón sin cimiento: basta un ligero empujón para convertirlo en un menudo sedimento. Claro, que al hablar la Antropología Gnóstica así, se sienten nerviosos los eruditos del materialismo, muy molestos. Ríen, posiblemente ríen, sin saber ellos que el que ríe de lo que desconoce, “está en el camino de ser idiota”, como dijo el poeta Víctor Hugo.
La estatuaria “Agustiniana” jamás podría ser comprendida por los eruditos, sencillamente, porque sus mentes se encuentran en proceso de franca degeneración debido al abuso sexual, y en estas condiciones no es posible comprender a estas cuestiones de la Cultura Indo americana.
Para entenderla, tendrían que empezar a regenerar el cerebro y luego aceptar los Postulados Gnósticos. Todo lo que aquí afirmamos podría ser muy chocante para el materialismo; sin embargo, son los mismos materialistas quienes se rieron de Luis Pasteur y sus teorías, quienes se mofaban de él, cuando desinfectaba los instrumentos de cirugía. Nunca creyeron en los microorganismos, porque no los veían, mas hoy los aceptan.
Toda esa gran variedad de estatuas “Agustinianas”, como sacerdotes, guerreros, etc., tienen un fondo esotérico o psicológico portentoso que en silencio dicen mucho; y si no se posee el conocimiento de los grandes misterios arcaicos “Agustinianos”, jamás los eruditos podrán dar con el dinamismo revelador del Ser.
Todas y cada una de estas estatuas, ofrecen en “su hondura simbólica un conocer Gnóstico que ciertamente escapa a la interpretación literal y que jamás ha tenido un valor explicativo de índole exclusivamente especulativo”.
La Asociación de Centros de Estudios Gnósticos, Antropológicos, Psicológicos y Culturales. A. C., lanza este Cuaderno al veredicto de la opinión pública, donde los símbolos “Agustinianos” son develados. Es necesario develar para enseñar, enseñar sin develar equivale a no enseñar.
La antropología de San Agustín no ha sido conocida jamás porque nunca nadie la había explicado. La Antropología Gnóstica mediante claves precisas y explicaciones esenciales, hace resplandecer la luz en las tinieblas. Aquí va este Cuaderno revelando didácticamente dónde radica la sabiduría de los “Agustinianos”.
PRÓXIMO CUADERNO:
* VISITA A SAN AGUSTÍN (2ª. PARTE)
No hay comentarios:
Publicar un comentario