VISITA A SAN AGUSTÍN (2ª. PARTE)
La representación bien definida, en las figuras Agustinianas de los genitales masculinos, expresa la naturalidad con que estas culturas precolombinas se relacionaban con la Suprasexualidad.
Estas piezas arqueológicas son consideradas por algunos estudiosos como divinidades phálicas, representando la fertilidad masculina y el amor trascendental.
El órgano sexual masculino, fue tomado como un atributo para el culto phálico en Indo América para representar esa fuerza creadora que nosotros los cristianos llamamos Espíritu Santo; en la India, Shiva. Bien conocían los artistas gnósticos Agustinianos que el Espíritu Santo es la fuerza sexual que vemos en los pistilos de las flores, eso que se expresa en los órganos creadores de todas las especies que viven; fuerza asombrosa sin la cual el Universo no podría existir.
Los símbolos fálicos en la religión Indo americana hablando antropológicamente, se refieren a la devoción del Eterno Masculino de la creación que lucha por integrarse con el Eterno Femenino. Han sido encontrados estos referentes en las culturas solares prehispánicas.
Así nos topamos festivales de la fertilidad que se celebran aún en sus templos y lugares sacros, como lo podemos observar en muchos sitios del Perú y México.
Los pueblos Indo americanos no ignoraron que las doctrinas que combaten el mal uso y abuso de la sexualidad, son oprobiosas, por eso tuvieron una penetrante consternación a la esterilidad. Y dejaron para la posteridad esta enseñanza en estas estelas para indicarnos que el azote más temible y la mayor vergüenza para los seres humanos era evitar el uso creativo del sexo, tanto en el mundo exterior (tener hijos) como en el mundo interior (no fabricación de los Cuerpos Celestiales, llamados según san Pablo, Natural, Espiritual y Divino).
Esto nos hace recordar que entre algunos pueblos antiguos, la mujer estéril era un oprobio para los suyos, y ella misma se consideraba como maldita. Si no daba a luz, ¿para qué servirían la cavidad de su vientre y la copa de sus pechos? Su estéril belleza se cubría de luto con estos pensamientos obsesivos, a los que habría deseado conjurar criando a un niño entre sus brazos.
En la Biblia encontramos varios hechos que nos hablan del espanto a la esterilidad; por ejemplo, Sara, la esposa de Abraham, padre del pueblo judío y musulmán, viendo que era estéril y que no era capaz de concebir, entregó su sierva Agar La Abraham para que éste pudiera reproducirse y cuando, por fin, Sara concibió, consideró ese día como el más feliz de su vida y quedaron satisfechos sus anhelos.
Entre los hebreos, siguiendo el mensaje bíblico de “creced y multiplicaos”, el deseo era tener tanta descendencia como las estrellas o como las arenas del mar. Jacob se casa con dos hermanas, Sara y Raquel, y dado que Raquel tardaba en quedarse embarazada, ésta le suplicaba “dame hijos o moriré”, y cuando quedó embarazada, exclamó: “Dios me ha librado del oprobio”. Cuando ambas hermanas ya eran estériles por ser mayores, ellas mismas le entregaron como sustitutas a sus siervas, más jóvenes que ellas, con las que Jacob tuvo más hijos.
El Proto-evangelio apócrifo de Santiago nos relata las dificultades para tener descendencia de Joaquín y Ana, padres de la virgen María, madre de Jesucristo.
Por esta razón, Joaquín fue expulsado del templo y no se le dejó presentar su ofrenda. Joaquín se retiró al desierto, ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches, mientras su mujer suplicaba al creador y se lamentaba por no tener descendencia. Cuando Joaquín regresó, cohabitó con su mujer, que concibió a María quien muy joven entró a servir en el templo para cumplir la promesa de sus padres.
Dentro de estos símbolos y alegorías de la Santa Biblia se encuentra la ilustración de que el sexo en su forma más perfecta es la creadora.
De tal forma que no permitirle su manifestación creadora divina al sexo como lo hacen los monjes y las monjas, el homosexualismo, abortos provocados, las gentes que aman la masturbación, etc., son consideradas como personas que odian el sexo; gentes que están en contra de lo divinal.
Lo más espeluznante de esta situación es que muchas gentes creen llegar a Dios odiando el sexo, aborreciéndolo o considerándolo como vulgar y grotesco. A este tipo de gente se le considera Infra sexuales.
Las estatuas de San Agustín que presentan la erección del phalo, están manifestando abiertamente estar en contra de la Infrasexualidad, es decir, de la no expresión creadora de la sexualidad; y la erección del órgano sexual masculino es contundente en expresarnos no sólo la sexualidad normal, sino lo más sublime, la Suprasexualidad. Como quiera que la ignorancia es un cáncer que carcome la psiquis humana, da lástima encontrar gentes a por millones cargadas de tinieblas espantosas, que pretenden entrar al Reino de los Cielos sin tener en cuenta para nada la expresión genial del sexo, muy a pesar que los Agustinianos dejaron, como toda Indo América, lo imposible que esto pueda ocurrir.
Así como para el ciego pasa desapercibida la luz solar, para la ignorancia es inconcebible que para llegar al Nacimiento Segundo o el Nacimiento del Hombre Real, es indispensable la manifestación más elevada de la sexualidad, como lo es el Suprasexo.
Aquí en San Agustín podemos encontrar huellas de semejante clase de enunciado creador de la sexualidad trascendente; lo que nos señala la existencia de Escuelas Secretas de Regeneración, acerca de las cuales casi nada se sabe oficialmente.
Es por esas escuelas secretas que conocemos de la existencia de esos sublimes seres
Suprasexuales.
La Suprasexualidad es el resultado de la “Transmutación Sexual”. Cristo, Buda, Dante, Zoroastro, Mahoma, Hermes, Quetzalcóatl y muchos otros grandes Maestros fueron Suprasexuales.
En la India la divinidad más venerada por las mujeres estériles es Shiva, cuyo símbolo es el Lingam o phalo que se representa en las pagodas como una piedra alzada. En Tanjora existe una pagoda con 365 Lingam (uno por cada día del año), a los que se les cuida y se les unge con un aceite especial, perfumes y rosas, y se les rinde culto un día a cada uno. Las mujeres estériles pasan una noche a oscuras en la pagoda con la creencia de que, por la noche, Siva, el dios del enorme falo, las visitará y las convertirá en fértiles.
Esto indica que el Lingam todavía se utiliza en la religión shivaísta como símbolo de devoción del dios hindú Shiva; que es para los occidentales, el Sacratísimo Espíritu Santo. El uso de este símbolo es una tradición que se esgrime desde tiempo remoto en la India. Algunos estudiosos creen el culto al Lingam se origina en la cultura del valle del Indo y en la adoración fálica de culturas prehistóricas anteriores.
El Lingam se suele encontrar conjuntamente con el ioni (en inglés yoni), símbolo
representativo del órgano sexual femenino.
La lucha de los Infrasexuales para embotellar el sexo entre su fanatismo religioso, para recluirlo en la cárcel de sus penitencias, para amordazarle y esterilizarlo, para prohibirle toda manifestación creadora, etc., etc., convierte al fanático en un esclavo de sus propias pasiones, en un esclavo del sexo incapaz de pensar en otra cosa que no sea el Infrasexo.
En las estelas de San Agustín se presenta el fenómeno de la trascendencia sexual, muy diferente a la tendencia del Infrasexo de querer negarle su poder creador, sin provecho alguno ni gozo verdadero.
El arte erótico Agustiniano señala que el sexo es la función innovadora por la cual el ser humano puede “crecer y multiplicarse” hacia sus propios mundos internos o psicológicos. Estos monolitos phálicos simbolizan la victoria del Suprasexo sobre el Infrasexo.
Con el arte erótico, la antigua cultura que se desenvolvió en San Agustín, como sus contemporáneas y anteriores, expresaron la “sexualidad” de la creación tanto del universo como la del hombre, mediante los poderes espirituales que controlan la naturaleza sexual; por eso esas culturas nos presentan a sus primeros dioses como andróginos, y sus primitivas religiones son una mezcla entre lo erótico y lo religioso, entre lo místico y lo sexual. Y como tema básico en muchos de sus rituales el impulso
de la fertilidad, era lo primordial.
La Magia Sexual o unión de la pareja sin eyacular el Esperma sagrado, fue también ampliamente utilizada como defensa contra las fuerzas malignas; de esta manera quedó la sexualidad impregnando las creencias y los ritos que marcan los ciclos de la vida humana. Así, los mitos, los rituales y las artes de antiguas culturas, y de muchas tradiciones se encuentran enraizadas en el ámbito sexual, cuestión que los Infrasexuales han querido hacer desaparecer; afortunadamente no lo lograron del todo; pues de una u otra manera quedaron expresiones muy profundas de una variedad de temas sexuales.
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