VISITA A SAN AGUSTÍN (1ª. PARTE)
La humanización del tigre en la estatuaria de San Agustín, es algo que asombra a todo místico. Representa a la sombra del Logos dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Si un árbol tiene sombra, ¿por qué ha de extrañarnos que el Logos tenga su propia sombra? Esa sombra es el Divino Daimón de Sócrates, el Xolotl Náhuatl, conocido como la sombra viviente de Quetzalcóatl; es el Lucifer-Prometeo, del cual se dice que es portador de la luz; la estrella de la mañana (Venus, el Amor); el símbolo viviente de la piedra angular del evangelio Cristico; “la piedra del rincón” de la catedral de Notre-Dame de París; la Piedra Filosofal de los alquimista medievales, en la cual está la clave de todos los poderes, que tomando el aspecto del macho cabrío de Méndez, simboliza a la potencia sexual.

Por su parte, Isaías, el Profeta, escribe (14: 12-15), sobre la “Sombra del Logos, lo siguiente: “¿Cómo caíste del cielo, lucero brillante, hijo de la aurora? ¿Echado por tierra el dominador de las naciones? Tú, que decías en tu corazón: subiré a los cielos en lo alto; sobre las estrellas de Dios elevaré mi trono. Me instalaré en el monte santo, en las profundidades del Aquilón. Subiré sobre la cumbre de las nubes, y seré igual al Altísimo. Pues bien, al sepulcro has bajado, a las profundidades del abismo”.
En toda Indo-América la boca felina representa lo mismo: “la Sombra del Logos”. ¿Quién es la Sombra del Logos? Traducido a la época actual del cristianismo, es el mismo Lucifer (luz y fe). Todo auténtico teólogo sabe que “Luz y fe” es la “Sombra del Logos” (de nuestro Dios Intimo) dentro de nosotros, aquí y ahora. Y el Logos, Dios, se desdobla a sí mismo, y ese desdoblamiento es, precisamente, el Xolotl Nahua, el Lucifer cristiano, el jaguar maya.
El V. M. SAMAEL AUN WEOR, comenta: “Los Padres de la Iglesia: Simeón, Pacomio, Eulogio, Antonio, veían cada cual a su Lucifer particular (pues cada persona tiene el suyo) bajo el aspecto de alguna deliciosa doncella o de algún varón terrible de relucientes cuernos o de un niño con túnica negra”.
Escuchemos el maravilloso canto de Ezequiel (28: 12-19) a Lucifer-Xolotl: “Eras el sello de la perfección. Lleno de sabiduría y acabado de belleza. Habitabas en el Edén, en el Jardín de Dios. Vestido de todas las preciosidades. El rubí, el topacio, el diamante, el crisolito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo, la esmeralda y el oro te cubrían. Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estanques de violencia y pecaste y te arrojé del monte santo y te eché de entre los hijos de Dios. El Querube protector te hizo perecer”.
En la Obra de Laurette Sejourne, titulada “El Universo de Quetzalcóatl”, dice: “En Monte Albán este personaje despierta una verdadera afición: La entidad desnuda, con las extremidades contrahechas, la boca felina y una actitud dinámica que singulariza los comienzos de esta ciudad, no pueden representar más que a Xolotl (Lucifer). Su asociación a la vez con el tigre, el fuego, cuyas llamas reemplazan a veces a las partes genitales y el movimiento de caída son pruebas suficientes”.
Santo Tomás dice de el: “El más alto, el más perfecto de los ángeles, el ángel preferido de Dios”. Dante escribe: “Más noble que criatura alguna y la suma de todas las criaturas”.

La “Sombra de nuestro Logos Intimo”, subyace en el fondo mismo de nuestros órganos sexuales y tiene que reconciliar a los contrarios: “Coincidentia oppositorum”, y a los hermanos enemigos (Mercurio y Azufre; agua y fuego, elementos primordiales de la Alquimia Sexual; que son los dos colosos de Rodas).
Los hombres de ciencia que estudian la Alquimia Sexual dicen que esa “Sombra o Reflexión Logoica”, considerada como el Fuego viviente y filosofal de los viejos alquimistas de la edad media, yace latente en el fondo de nuestro sistema seminal aguardando el instante que a través de la Suprasexualidad lo despertemos. Por lo que tenemos que considerar, que no es en modo alguno la “Sombra Logoica” o Xolotl-Lucifer, un agente extraño fuera de nuestra psiquis, o alguien que podemos personificar como generalmente hacen los “ignorantes ilustrados”, al contrario, se encuentra dentro de nuestro “fondo íntimo particular”, y así lo expresan los monumentos agustinianos, que lo resaltan por medio de la alegoría de la boca felina.
En verdad, nosotros podemos poner resistencia a este símbolo que descubrimos en muchos centros culturales de Indo-América, debido a nuestro condicionamiento religioso, pero esto es “vano somatén, rebato, alboroto, el de ciertas cofradías que propagan por aquí, por allá y acullá, necias infundías difamantes contra el “Chinoupes Solar Gnóstico, el Resplandeciente Dragón, Christos, Agathodaemon. La Serpiente del Génesis, el Lucifer Náhuatl”, nos explica el V. M. SAMAEL AUN WEOR; y prosigue: “Malmirado, malquisto Xolotl-Lucifer por aquellos intonsos dechados de sabiduría, que repudiando al Espíritu que vivifica, han interpretado la alegoría de la Guerra en los cielos y la lucha de Miguel contra el Dragón a la letra muerta sin comprender su honda significación. Cruzada, refriega celeste que, incuestionablemente se debe procesar en el fondo vivo de nuestra propia conciencia; lucha heroica contra las pasiones animales (Contra el “Yo” pluralizado o los pecados, siendo las cabezas de legión el orgullo, la pereza, la gula, la lujuria, la envidia, la codicia, la ira) que llevamos dentro, personificadas en el Mí Mismo, en el Sí Mismo)”.
Para no fracasar nosotros en la presente existencia, “nuestro Real Ser interior profundo, tiene que matar al Dragón” (Lucifer), nos dicen las enseñanzas hinduista; ¿qué significa matar al Dragón? Expresa haber salido victorioso de todas las tentaciones puestas por Xolotl-Lucifer-Prometeo; esto nos lleva a que nos preguntemos muy seriamente: ¿Es la “Sombra de nuestro Logos Intimo, Xolotl-Lucifer, el Dragón o como se le quiera llamar, el entrenador psicológico en el gimnasio de nuestra vida práctica?
En sus explicaciones teologales, el Padre de la Antropología Gnóstica, nos indica que la “Sombra de nuestro Dios Interno”, es nuestro “ayo, educador, mentor”; que tomando el papel de nuestro entrenador psicológico, para ayudarnos en nuestra lucha contra nuestras deyecciones psíquicas, nos coloca las tentaciones. Hay un postulado que dice: “La tentación es fuego: y el triunfo sobre la tentación es luz”.
“Existe en la tentación luciferina didáctica inimitable, pedagogía portentosa, atracción que asombra, incentivo inconfundible, instigación oculta con propósitos divinales secretos, seducción, fascinación”, explica el V. M. SAMAEL AUN WEOR. De esto podemos colegir que dentro de nuestras hondas intimidades espirituales, cuando anhelamos la liberación o la salvación de nuestra alma, debemos luchar contra nuestra propia “Sombra” y sus huestes tenebrosas, que son los defectos de tipo psicológico que cargamos en nuestra forma de pensar y sentir, o psiquis, si es que en verdad aspiramos convertirnos en “Hijos de la Sabiduría”, en verídicos “Hijos de Dioses”, con alma inmortal.
San Agustín nos muestra por medio de sus estelas, que en Indo-América se conoció el “modus operandi” por medio del cual, el “Padre que está en medio de nosotros” debe extirpar al “Demonio Serpiente”, mencionado en el Génesis Hebraico, a nuestra “Sombra” o Lucifer-Xolotl, para que se convierta en el "Conductor de la Hueste celestial”.
“Blanquea al latón y quema tus libros”: está escrito en los libros de los mejores autores de Alquimia medieval. Esta expresión, sabiamente traducida, significa que debemos practicar Suprasexualidad para conquistar la castidad científica, y aniquilar radicalmente el Ego animal, que está constituido por ese sinnúmero de elementos inhumanos, sintetizados en los “Siete Pecados Capitales”.
En el México antiguo se dice que Quetzalcóatl (el Cristo mexicano) resurrecto después de haber "blanqueado al latón", se convierte en el “Lucero de la mañana”. Y eso nos hace recordar al Apocalipsis de San Juan cuando dice: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones. Y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como a vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre. Y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias”: (Apocalipsis, 2: 26-29).

“No está de más afirmar, en forma enfática y con plena lucidez, que matar al Dragón Venus-Lucifer-Xolotl equivale a convertirnos en hijos del mismo, esto es recibir a la Estrella de la mañana”.
Es bien conocido que los dragones fueron tenidos en toda la antigüedad como símbolos de la Eternidad y de la Sabiduría. En las enseñanzas secretas de las antiguas civilizaciones de Egipto, Babilonia y de la India, a los Hierofantes se les daban generalmente el nombre de “Hijos del Dragón y de las Serpientes”, corroborando así las enseñanzas del Gnosticismo Universal, que explican que con la muerte radical del pecado o “Yo” psicológico pluralizado, se encarna la sagrada Gnosis o Sabiduría divina.
Incuestionablemente, la muerte del “Mí Mismo” o pecado (El Ego) es requisito indispensable para la resurrección esotérica que ha de realizarse, aquí y ahora, mediante la Alquimia sexual. Esto es confirmado por 1 Corintios, 15: 53-55, cuando nos dice: “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria. ¿Dónde está, ¡oh muerte! tu aguijón? ¿Dónde, ¡oh sepulcro!, tu victoria?”.
Así, pues, cada uno de nosotros, de manera particular, y nuestro Doble, deben extirpar el Ego, el “Yo” de la psicología experimental, en las profundidades terrestres, en el Infierno Dantesco, en la terrible morada de Plutón, cuando anhelamos resucitar de entre los muertos.
Escrito esta, que “Quien quiera subir debe primero bajar”; y “A toda exaltación le precede una humillación”. Esto significa que debemos descender a la Novena Esfera; acto que desde los antiguos tiempos, fue siempre la prueba máxima para la suprema dignidad del Hierofante, entre los que podemos citar a Jesús, Buda, Hermes, Quetzalcóatl, pasaron por esa terrible prueba. Allí baja Marte para retemplar la espada y conquistar el corazón de Venus (el Amor), Hércules para limpiar los establos de Augias (de impurezas o “Yoes”) y Perseo para cortar la cabeza de Medusa (el Ego animal).

“De manera pues, que quienes piensan que Lucifer es el enemigo del Eterno, están muy equivocados. Y quienes lo pintan dogmáticamente como un demonio terrible, sentado en un trono de ignominia y blasfemia, con un tridente de hierro en su mano derecha dominado al mundo, están también equivocados”.
“Realmente el Xolotl, el Lucifer, el jaguar, el tigre, a quien representan es al Lucifer particular, individual. Cada cual tiene el suyo en el fondo mismo de su conciencia, y de acuerdo al grado de purificación en la eliminación de los agregados psicológicos así lo verá”.
Esto quiere decir que entre más errores, defectos o vicios psicológicos tengamos, más horrible y espantoso lo veremos en nuestro espacio interior. Y entre más limpios y puros seamos psicológicamente, pues más radiante lo veremos.
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